LA SUERTE DE LOS VALIENTES



"Le atribuyo este crimen al Estado", denuncia su hija
Asesinan en Medellín a Ana Fabricia Córdoba, líder de desplazados de Urabá

Luis García
Rebelión / Verdad Abierta / Teleantioquia

Córdoba era reconocida por el papel que jugaba dentro de la comunidad del barrio Santa Cruz (comuna nororiental), donde residía, así como entre organizaciones de desplazados y la Ruta Pacífica de las Mujeres que reivindica los derechos de género y el diálogo político para buscar una salida al conflicto armado interno. Recientemente en un certamen público había advertido que estaba siendo amenazada, y no tenía asignado escolta. "Me van a matar y no han hecho nada", dijo delante de los asistentes. En el 2001 llegó a Medellín procedente de Urabá, luego de que asesinaran a su esposo en esa región. Además, se están cumpliendo once meses del asesinato de uno de sus hijos en el barrio La Honda, de la comuna nororiental de Medellín. Ella culpó a la Policía del crimen. Córdoba deja a una hija de 28 años con problemas mentales, un hijo de 18, una niña de 13 y un esposo que sufre de enfisema pulmonar.


Ana Fabricia y sus hijos habían tenido que desplazarse desde el 2001 a Medellín, tras el asesinato de su esposo y otros familiares en la zona de Urabá. En la ciudad adelantaba tareas de organización de las comunidades que exigen la restitución de tierras que les fueron arrebatadas. Hace o­nce meses, uno de sus hijos, Jonatan, fue también asesinado y Ana Fabricia había señalado públicamente la responsabilidad de organismos policiales de la ciudad en tales hechos.

Horas después del asesinato sus hijos fueron nuevamente amenazados, según expresó a Efe Diana Ospina Córdoba, una de las hijas: "Anoche recibimos una llamada amenazante, (en la que nos dijeron) que todos íbamos a quedar igual".

"Ana Fabricia había denunciado amenazas contra su vida ante la Mesa Metropolitana de Derechos Humanos, el Gobierno Nacional, Departamental y local, la Fiscalía, la Personería y otros organismos de seguridad", recordaron este martes algunas organizaciones sociales. Pese a esas denuncias, "no se hizo nada para proteger su vida", señaló un comunicado del Comité impulsor de las Mesas de Derechos Humanos (Corpades), y la Corporación Nueva Gente.

Trágicamente, una muerte desmiente miles de palabras del gobierno Santos y sus agentes. Ante el asesinato de Ana Fabricia, repitiendo las mismas frases vacías pronunciadas ante el asesinato de ya varias decenas de líderes que organizaciones que se plantean la restitución de sus tierras, el gobierno, por boca de su Vicepresidente Angelino, señaló: "Llegó el momento de las víctimas en Colombia. Este Gobierno reafirma su compromiso con las víctimas y sus derechos y advierte a los delincuentes que casos como el de Ana Fabricia no quedarán en la impunidad".

Respondiendo a Angelino tendríamos que señalar: Llegó el momento de que las víctimas abandonen cualquier ilusión en que este gobierno, agente y representante de la peor canalla burguesa-terrateniente imperialista, que convirtió al país en una gran fosa común, que es responsable del baño de sangre de las últimas décadas, coloque la capacidad del Estado al servicio de las víctimas. El Estado colombiano, tal como lo señaló la hija de Ana Fabricia, es el responsable en última instancia de todo el sufrimiento y dolor de las víctimas y es a él a quien hay que enjuiciar en primer lugar. Luego tendrá que venir el juicio y castigo a todos y cada uno de los autores y responsables individuales.

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