SOLO UN GRAMO DE SAL EN EL MAR DEL CIELO



No me nace en el sufrir la poesía
duéleme Drexler cuando habla de lo fragil
de la lenta sucesión de hechos inauditos
sin términos que somos...

No me hace sufrir la poesía
si ella llega
futil, fugaz, desnuda de vértigo
a decirme que no somos nada
o que somos dos tenues estrellas fugaces
rayando el infinito.

No me nace en el sufrir la poesía
nace quizas de circunstancias solemnes
que uno se cree que son así
porque las mira con el ojo del niño
del tulipán crecido en la borrasca y el vino.

No me hace sufrir la poesía
si estoy anestesiado de futuro
doblemente pagado por el crédito
Amarrando lo que seremos a una cuenta
sin términos que no pagamos
ni cuando estamos muertos...

Duéleme el verte que vives
tal como las circunstancias señalan
completamente adaptada
a un tema de sobrevivencia.

Y uno acusándote de cobardía
porque en medio de las balas
todavía vivas dando la lucha de los días.

Lento minutero que se arrastra lento
o que corre demasiado rápido
para aquellos
que la vida la tenemos vendida
en largas plazos al crédito sin fin
de la que no somos
sino simples mecanismos de pago.

Cuándo emprenderemos
la marcha del silencio
la lenta desaparición
de nuestra quejas eternas
por no morir temprano.

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