Debemos leer detrás de los hechos aparentes y correr la voz para que el próximo fenómeno que arrase una región no nos coja desprevenidos creyendo que Dios nos ha castigado por pecadores. Son los mismos hombres los dueños de la tecnología que hoy nos obligan a vivir en desgracias causadas artificialmente para renovar "activos" destruidos previamente. El Capitalismo del desastre disfrazado en grandes capitales y esfuerzos mundiales de reconstrucción de los países "elegidos" para sufrir.
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