LUNA LLENA DE LA VIEJA NUEVA TROVA CUBANA

NOEL NICOLA DEDICO ESTA CANCION A ROQUE DALTON, Cómo Silvio Rodrígez le dedicó el "Unicornio Azul", los poemas clandestinos contenían las líneas paradigmáticas de una eterna consigna:
Como para pintarla en las paredes del grito público
Sobre nuestra moral poética .
" No confundir, somos poetas que escribimos desde la clandestinidad en que vivimos.No somos, pues, cómodos e impunes anonimistas: de cara estamos contra el enemigo y cabalgamos muy cerca de él, en la misma pista . Y al sistema y a los hombres que atacamos desde nuestra poesía con nuestras vidas les damos la oportunidad de que se cobren, día tras día ".
(Roque Dalton, Poemas Clandestinos)




Roque Dalton hacía reír a las piedras. Venía de un país centroamericano y chiquito, que él llevaba tatuado en todo el cuerpo. Allí cayo acribillado a balazos. La poesía de Roque era como él, cariñosa, jodona y peleadora. En la cara y en la poesía de Roque, una guiñada se convertía en un puño en alto.
No precisamos de un minuto de silencio para escuchar su risa clara. Ella suena alto y siempre, matadora de la muerte, en las palabras que nos dejó para celebrar la alegría de creer y de darse.

DESNUDA

Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.

Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como un niño perdido
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas.

Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que me nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a las sombras los deseos me ladran.

Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.

El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.

El día en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando nacistes de nuevo entre mis piernas.

(El Turno del Ofendido, Cuba, 1962, II Por el ojo de la llave )

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