EL PEZ EN EL ACUARIO O EL USUARIO FRENTE A LA PANTALLA

A veces nos quedamos en casa,
la calle nos expulsa,
el riesgo de transitar
nos obliga a buscar refugio y
estamos frente al ordenador,
queriendo no estar tan solos,
y en casa no hay nadie,
la caja de las imágenes
no nos llama,
porque siempre pasan lo mismo.

Abrimos el portal,
donde nos cuelgan
los e. Mail
por montones
que no nos dicen nada…
Publicidad política barata que nadie lee,
porque quien nos quiere vender algo bueno
no nos atosiga con su diluvio de mensajes,
todavía creen como Joseph Goebbels que una mentira repetida
se convierte en una verdad de puño,
pura propaganda de mercaderes Nazis.

Eso funciona en aquellos que no manejan el zapping,
que se sufren el mismo programa de las 3 p. m.,
el de los dirigentes y creadores de la opinión
y contenido de los mensajes,
fabricándonos siempre enemigos
a quien endilgarles nuestros propios errores.
Y entonces, estás allí,
titilando en un rincón,
queriendo hablar desde las antípodas,
o desde el aire
y abrimos: entra la bocanada de una bella imagen,
el aire sutil de su mensaje a oscuras
en la soledad nocturna.

Nos creemos aislados
y estamos conectados por múltiples caminos
que nunca recorremos.

Como brindar,
desde la realidad virtual y oler,
tocar,
sucumbir a la caricia de unas palabras
mal escritas que nos dicen TQM,
la webcam aproxima simultaneidades y
conferencias virtuales
que quizás nos aproximen
a un contacto más cercano
en tiempo reales
y de inmediato.

Pero el olor de la guayaba,
el fuerte enredijo de mar y
podredumbre de los puertos,
como reproducirlo
desde el ordenador y la Web,
la red de conciertos inútiles
galopando sobre nuestras
eternas soledades.

Y nos hablarán
de la proyección en 3D
que hará milagros
para no estar sufriendo
en el inmenso colmenar de la Web,
con esos planetarios ciudadanos
de un mundo virtual
que sucumbe
a la incomunicación absoluta
entre los vecinos que se pueden tocar
y arriesgarse a
contaminar el cuerpo
de riesgos verdaderos.

Estás allí paloma mía
Pajaro Loco
Y ciervo herido
Rutila mariposa
Contacto sutil
Batientes alas de augurio
Suaves y diletantes palabras
Entredichas en una noche
Invaden con sutil rumor
Mi noche vacía
El tecleo de un chat
Promete esperanza de redención
Ásperas y rutilantes nebulosas
Cruzan por mi memoria
Viajes a no se dónde
Buscan un No se qué
Un cuento ruso de vieja
Literatura
O Julio Cortázar
Me presta el espejo
Donde el pez en el acuario
ya no se sintió solo
o como narciso
admiró
Su propia imagen
Reflejada…
O simplemente la confundió
Con el recuerdo muy antiguo
De un viejo camarada
Que permitía en un lenguaje
Obscuro
Repetir el eco
De sus propias
Palabras.

Omarkayan

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