AL VENT

Cincuenta años de la canción libertaria, la que inspiró la toma de la Sorbona, Nanterre y Mayo 68 tuvo en este himno su referencia imperecedera y tan actual a Colombia para pintarla en las paredes.

“Éramos unos tíos de 18 o 19 años”

Usted dice que gran parte de sus canciones son sobre el miedo. Pero irrumpe con ‘Al vent’, que es un canto de juventud.

Yo tenía 18 años cuando la hice. Y fue posible por la ebullición que había en la universidad, en Valencia. Se producía un redescubrimiento, entraba en juego la generación que pierde el miedo. Nosotros lo hemos vivido como reflejo del miedo paterno, pero éramos unos tíos de 18 o 19 años e irrumpíamos en un tipo de sociedad en la que hay que ir a la contra. En ese clima hice Al vent. Me gustaba la música y la poesía, e iba con la guitarra al castillo de Xátiva. Entonces había arrozales alrededor –ahora, ya no–, y estaban llenos de agua, como si estuvieras ante un lago. Escribí allí unos versos horrorosos, que rompí; pero iba constantemente a escribir versos, y cuando acababa sentía como que aquél era mi trabajo. Lo cumplía, y después ir a la escuela era como un complemento. Entonces tendría 14 o 15 años; un profesor de literatura nos hizo leer a Sartre y a Camus. Alrededor había la atmósfera que hizo nacer finalmente esta canción, que es como un deseo de ir contra la adversidad… “Al vent, la cara al vent, al vent del mon…”.


¿Cómo la hizo?

Iba en moto, en el asiento de atrás. Estaba con un chico asturiano con el que me había encontrado en el comedor del SEU, y lo convencí para que viniera conmigo a Xátiva –“ése sí que es un paisaje”–. Era un 20 de octubre. Yo llevaba la guitarra y empecé a rasguearla, y cuando llegué a Xátiva escribí la canción.

Darla a conocer sí que sería una aventura.

Había en Barcelona una casa de discos, Edigsa, empeñada en hacer nacer una canción en catalán. Eliseu Climent [intelectual, promotor cultural valenciano] tenía contactos, y también Joan Fuster, el escritor. Ellos lo hicieron posible. Yo escuché mi primer disco en casa de Eliseu, porque no tenía tocadiscos. Bueno, antes los de la casa de discos quisieron hacer unos arreglos a la italiana, y me negué. Quico Pi de la Serra me aconsejó que lo hiciera como yo quería, y finalmente la grabación salió a mi estilo, con mi guitarra, y entonces con guitarra sola no había nada. Pero yo quería que saliera sin adulterarla.


Funda del primer LP de Raimon, Cançons de la roda del temps, diseñada por Joan Miró


Y eso que a usted se le ocurrió en el asiento trasero de una moto se convirtió en un emblema suyo y de su tiempo.

A los artistas en general se les suele identificar con una parte de lo que han hecho, y a veces, con una parte mínima. Pero, sí, el impacto fue enorme. Y después, silencio.

¿Silencio?

Después de la dictadura se instaló la sensación de que ya lo habíamos hecho, que ahora ya no tocaba seguir tocando la guitarra. Se instaló este tipo de razonamiento: contra la dictadura, estos tipos hicieron lo que había que hacer; pero una vez que no había dictadura, ¿qué coño hacen aquí? ¡Fuera, basta!

Un destino difícil.

Sí, se pensaba que el destino lógico del artista después de la dictadura era que lo encerraran con todos los honores en el museo de la resistencia, o que hubiera muerto. Me ofrecieron cosas para que dejara de cantar. ¡Pero si lo que yo quería era seguir cantando, cómo lo iba a dejar ahora!

Extracto de Entrevista : Raimon, El hombre que dijo no, Juan Cruz, El País, 15/01/2006
AL VIENTO

Al viento,
la cara al viento,
el corazón al viento,
las manos al viento,
los ojos al viento,
al viento del mundo.

I todos,
todos llenos de noche,
buscando la luz,
buscando la paz,
buscando a dios,
al viento del mundo.

La vida nos da penas,
ya al nacer es un gran llanto:
la vida puede ser ese llanto;
pero nosotros

al viento
la cara al viento,
el corazón al viento,
las manos al viento,
los ojos al viento,
al viento del mundo.

I todos, todos llenos de noche
buscando la luz,
buscando la paz,
buscando a dios,
al viento del mundo.

Al vent,
la cara al vent,
el cor al vent,
les mans al vent,
els ulls al vent,
al vent del món.

I tots,
tots plens de nit,
buscant la llum,
buscant la pau,
buscant a déu,
al vent del món.

La vida ens dóna penes,
ja el nàixer és un gran plor:
la vida pot ser eixe plor;
però nosaltres

al vent,
la cara al vent,
el cor al vent,
les mans al vent,
els ulls al vent,
al vent del món.

I tots,
tots plens de nit,
buscant la llum,
buscant la pau,
buscant a déu,
al vent del món.

Comentarios